HISTORIA DEL APELLIDO ABELLA
La historia es la ciencia que
estudia el pasado de las sociedades humanas. La historia que voy a relatar es
sobre el apellido de ABELLA. De cómo surgió en una ciudad italiana y de las
personas o grupo humano que se traslado a Asturias y de donde parten todos los
que hoy llevamos ese apellido.
Abella es una antiquísima e
importante ciudad de Italia situada en la Campania al Nordeste de Nola citada
por Virgilio por sus excelentes almendras. Es de origen etrusco, pasando
después a poder de los griegos, de los oscos, de los samnitas y, finalmente, de
los romanos. Vespasiano la convirtió en colonia militar. Sus ruinas, que
existen aún, próximas a los manantiales de los que nace el torrente Clanio, a
unos 3 kilómetros de la moderna Avella, atestiguan su pasada grandeza. En
tiempo de Constantino el Grande
estaba ya en decadencia. En el siglo X la saquearon y destruyeron los
sarracenos. Es famosa en arqueología, por haber descubierto Remondini, entre
sus ruinas (1755), una inscripción en lengua osca que, después de las tablas
engubinas, es la más interesante que se conoce en aquel idioma. Dio nombre al
fruto llamado en latín nuces abellinae o avellinae (avellanas). Cerca de esa
antigua ciudad existe la moderna llamada Avella - Sperone también en la
provincia y distrito de Avellino, a 30 kilómetros al Nordeste de Nápoles. En
sus cercanías está la gruta de los sportiglioni (murciélagos) que se abre en la falda de un monte y destila un agua
tan saturada de carbonato de cal que forma estalactitas de la dureza y
transparencia del vidrio
Según los historiadores romanos
Plinio y Calepino, entre otros, el noble linaje de Abella procede de esa
localidad antigua, que fue edificada por los griegos y habitada por los
troyanos.
En uno
de aquellos monumentos se encontró una lápida con inscripción latina que decía:
“Esta tierra de Abella fue patria de San Silverio, Papa, que por no haber
querido restituir a su silla al obispo Antimo, hereje, fue desterrado por orden
de la emperatriz Teodora y luego muerto. La Iglesia le puso en el número de sus
mártires”.
Caballeros
de este ilustre linaje pasaron a España y Francia con los nombres de Abella,
Abellas, Abelló y Abello. Llegaron a España con los troyanos, procedentes de la
guerra de Troya, fundando dos solares o torres fuertes en el concejo de Valdés
(Asturias): una, en la villa de Luarca que conservó la denominación de Abella y
otra, en el lugar de Orano, llamada después Torre de Brieves, que se denominó
Abelló. Todo ello lo confirma la “Crónica de Asturias” de Plinio.
En Asturias, reinando
Alfonso X, en 1280, les concedió este monarca el privilegio de volver a poblar
la villa de Luarca, asignándoles la mayor parte del barrio de la Pescadería,
como lo aseguran las Crónicas de los Reyes Ramiro II y III y de don Bermudo II,
y otros muchos instrumentos de la Iglesia de Oviedo.
También en Asturias Gómez Arias
Abella, Señor de la casa y solar de los Abella, figura empadronado, según
consta en el Archivo del concejo de Valdés, como vecino de Luarca en 1412; su
bisnieto, el capitán Pedro Abella, casó con Catalina Fernández Abelló,
uniéndose así las ramas de este apellido (Abella y Abelló de Brieves) en un
mayorazgo fundado en 1577 en cabeza de Juan Fernández Abella, hijo de los
anteriores, de él descendieron don Juan Abella y Fuertes, natural de Oviedo, y
su hijo don Pablo Abella Fuertes y Querejazu, natural de Los Reyes (Perú),
caballeros de la Orden de Santiago en 1761 y 1817.
Se extendieron por Aragón, Cataluña
y América. Los Abella de Aragón y Cataluña ayudaron al Rey Don Jaime I
en la conquista de Valencia, logrando gran esplendor y cuantiosos bienes de
fortuna.
Uno de este linaje, Pedro Abella,
encontrándose sólo cerca de Valencia, fue atacado por tres moros, pero se
defendió con tal denuedo y valentía, que mató a uno y puso a los otros dos en
fuga. También se distinguió por su prudencia y serenidad en la conducción de
víveres a la fortaleza de Morella por los ásperos montes del Forcal.
Un hijo suyo, llamado Jaime Abella,
se hizo igualmente notable por el valor y arrojo que demostró en el sitio de
Játiva.
También fue famosísimo soldado
Ramón Abella, que se distinguió mucho en la toma dela ciudad de Palma de
Mallorca.
Un hijo suyo llamado Bernardo
Abella, natural de Gerona, se distinguió igualmente en las batallas contra los moros,
con particularidad en las tomas de Valencia, Denia, Javea, Calpe y otras.
Juan Abella, del mismo linaje
también, fue soldado famoso en aquellos tiempos.
Por los años 1300 y siguientes
florecieron en Aragón y Cataluña los hermanos D. Bernardo, Fray Ferrer y D.
Berenguel Abella. D. Berenguel fue nombrado Cardenal en 1309, con el nombre de
Cardenal de Rodas, y habiendo venido a España por legado apostólico, se halló
en Barcelona el referido año a tiempo de asistir con su hermano ray Ferrer
Abella, Obispo electo de Barcelona, a la traslación del cuerpo de Santa
Eulalia, que se verificó el 10 de Abril, con asistencia de Pedro IV y de la
nobleza de su reino.
Don Bernardo Abella, el otro
hermano de estos dos prelados, fue General de las armas del citado Rey D, Pedro
IV de Aragón.
Durante el reinado de Don Enrique
II decayó mucho la antigua grandeza y los bienes de los poseedores de este
solar, ya que fueron confiscados todos sus bienes por haber seguido esta
familia el partido del hermano de aquel
el legítimo Rey Don Pedro.
Uno de los linajes que se
estableció en Aragón será el que retomare para seguir ya nuestros antepasados
directos.
Los Abella de América descienden de los
de Asturias. Actualmente está muy extendido en América y hasta en Estados
Unidos hay un escritor de novelas de terror muy famoso llamado Alex Abella, que
parece proceder de emigrantes cubanos y reside en Miami.