viernes, 30 de marzo de 2012

INMACULADA ABELLA GAITERO Y ZARAUZ


 INMACULADA ABELLA GAITERO ME MANDA SU EXPERIENCIA DE ZARAUZ CON FOTOS Y 
LA COMPARTO CON TODOS: 
Quiero participar en este blog contando alguno de mis recuerdos de Zarauz.
Mis padres, José Fermín y Lola, se conocieron en Zarauz. Mi padre, acompañado por la tía Ina ,iba a echar una carta al buzón, allí se encontraron con mi madre y la tía Ina les presentó.
Mis primeros pasos los di en una fiesta vasca, a la que nos quedábamos todos los años cuando era pequeña.
                  
Mª Dolores e Inmaculada  
  José Mari Menarguez, Manolo Menarguez ,los Híjar, mi hermana y yo
                                                          
         Cuando era pequeña vivíamos al principio de la calle Mayor, enfrente del Hotel Otamendi. 
Tenía una señorita de compañía que me cuidaba, la señorita Aurora, me llevaba todas las 
tardes a jugar al malecón con una amiga de Bilbao que se llamaba Iciar.
Lola Gaitero y sus hijas M. Dolores e Inmaculada
Clara e Inmaculada en la silla
                     A los diez años, la señorita ya no estaba con nosotros y empezaron mis veranos 
“independientes” de Zarauz. Mi madre, al llevarme varios años con mi hermana, se le ocurrió
que viniera a pasar los veranos con nosotros mi prima Clara. El primer verano fue espantoso,
Clara y yo, nos llevábamos como el perro y el gato, no había día que no nos enfadáramos 
por la tarde. Todas las tardes íbamos a Euromar con otra prima mía, Begoña, y nos 
aburríamos como ostras.
Al verano siguiente yo no quería que ella viniera, Clara tampoco quería. ¿Qué hizo mi madre? Decirle a la tía Clara que viniera, también, Pilar .Parece que la cosa salió bien, Pilar era la que ponía paz entre nosotras. Seguíamos yendo a Euromar las tres y las tres nos aburríamos como ostras.
Mi madre no dejaba que nos bañáramos en
la piscina, como hacían nuestros primos, pues
al irnos tarde de la playa, siempre nos íbamos
las últimas, la digestión se hacía eterna (tres 
Clara e Inmaculada en la playa
horas) y ya era tarde para bañarnos.
Nos pasábamos todas las tardes en los 
columpios ¡Era un rollo! 
Nos daban a cada una, todos los días, de paga
 3 pesetas y después nos lo subieron a 5 pesetas,
 en los Antonianos nos comprábamos chuches.Al año siguiente decidieron que éramos mayores,
 yo tenía 12 años, y empezamos por las tardes a ir, con los primos, de  excursión al campo.
  Avendaño, el Torreón etc..Algunas veces íbamos a comer. Hacíamos tortilla de patatas fritas 
 y pedíamos a nuestras madres más huevos para poder jugar con ellos, a ver a quien se le 
caía antes , jugábamos también al beisbol . Borja llevaba el “comediscos” y oíamos música. Alejandro ya ha contado cuando íbamos al cine, también jugábamos a las cartas en Villa Elvira. 
En esa época vivíamos en la calle Mayor nº 43.  Nuestras ventanas daban al frontón y desde 
allí hablábamos, a gritos, con Borja y  sus hermanos que vivían enfrente. Un verano vino 
 también una amiga mía del  colegio, Angelita, que sale en estas fotos.







Jorge e Inmaculada en la terraza de la casa de Paco Abella en calle Mayor
  El último año hacíamos “guateques” en casa de Joselu.
   Con dieciséis años, con gran enfado por mi  
  parte, mis padres decidieron dejar de ir a Zarauz.

       Desde que vivo en Logroño, hace ya tiempo,   todos los años voy a pasar, por lo menos, un día a Zarauz. Ha cambiado mucho, ya no es lo que era, pero cuando voy mis recuerdos siguen estando ahí. 
Siempre será el Zarauz de nuestra infancia.

María Castro, Angelita, Pilar, Inmaculada y Clara

domingo, 4 de marzo de 2012

ZARAUZ Y YO

En los charcos de Zarauz
  Me voy a permitir contar mis recuerdos, visiones, flashes y fotos que tengo de Zarauz. Son mis recuerdos y a lo mejor hay fallos en mi memoria que quiero perdonéis.






Con mi madre y Borja
Desde que nací, Zarauz era mi segunda casa. Ya de bebé, pasé mi primer verano en Zarauz. Mis primeros recuerdos son los charcos donde me bañaba de pequeñín. Al bajar la marea se quedaban unos charquitos donde nos remojábamos los bebes chapoteando y peleándonos, con barcas y colchonetas hinchables. Recuerdo ver fotos con los Castro, los Abella García, las primas Abella Maeso... A veces el agua se calentaba en los charcos no sé si porque les daba el sol o a alguien se le escapaba la micción. Nosotros teníamos una interna que se llamaba Mari Cruz y luego dos que eran Pepita y Nines. Iban de uniforme a la playa y nos cuidaban. Todavía vemos a Nines que ahora es una mas de la familia.
    
Con mis padres en la playa
      Luego según crecí recuerdo Villa Elvira donde estaban los Castro en la parte trasera con la Abuela Milagros y el abuelo Ricardo hasta 1970 que falleció. En la parte delantera los Abella Gurrea. En Villa María Teresa me acuerdo de tía Pepita, tía Maite, la nena Carmen Menárguez con su madre tía Carmen. Los Menárguez Abella vivían en Villa Mª Teresa. Si alguien habla con la nena un beso muy fuerte pues tengo un recuerdo muy bueno de ella. La quería mucho porque de niño siempre me sonreía y me daba caramelos. Allí recuerdo alguna tarde contar monedas y ponerlas en paquetes envueltos en papel de periódico, que las tías cogían del cepillo de la parroquia y las empaquetaban para llevarlas al Banco de la Iglesia.
Borja y yo en la arena.
     En la arena jugábamos a los ciclistas que aún conservo, a las palas con tío Manolo y tío Alfredo. Hacíamos incursiones a las rocas con nuestro cubo y pala, el quisquillero y a coger cangrejos, quisquillas, lapas, bígaros... Había unos bichos de color rojo oscuro pegados a la roca, gelatinosos que decíamos que no se podían tocar porque picaban. Cuando aparecían medusas en la playa eran gigantes y gelatinosas y recuerdo a alguien que le picaron y los de la cruz roja se lo llevaban con unas heridas inmensas. A mí me pico un año un pez de los que se entierran en la arena. Dolía un montón y me llevaron a Villa Elvira donde, no se si fue tía Ina o tía Lola Gurrea, me chuparon el veneno del dedo gordo y me pusieron hielo. Estuve 3 días cojeando con dolores.
Los Castro con el abuelo ricardo
en los toldos
       También recuerdo en el puerto de Zarauz las cucañas, en las que ponían un palo de madera horizontal untado de pez o algo resbaladizo. En la punta colocaban una banderita roja y quien cogía la bandera ganaba la cucaña. La mayoría de los que lo intentaban resbalaban y caían en las aguas del puerto

      Había concursos de castillos en la arena. Nosotros hacíamos castillos que recortábamos con los cuchillitos redondeados que regalaban con la Natacha. Otros hacían figuras o personajes de dibujos que rellenaban con polvillos de colores. Una o dos noches del verano había fuegos artificiales en la playa y recogíamos los palos de los cohetes que caían incandescentes. Ahh¡¡ y se me olvidaban los barquilleros con esas cestas planas llenas de unos barquillos planos y patatas fritas.

En la entrada de Villa
 Mª Teresa
Yo, Ricardo, Borja y Pablo
      Otro clásico de Zarauz eran los aperitivos en el malecón, en la Marina o en Kuliska. Que buenos los pinchos que conseguíamos de mis abuelos maternos o de algún tío que estaba por allí. Por las tardes también en el malecón recuerdo ver a tío Javier Abella Vera con su gorrilla, su bastón, sus gafas y acompañado de la tía Carmen. Los padres de Mariasún Langa, él con su boina negra; mis tíos y abuelos Alava que nos visitaban; a veces nos daban los azucarillos alargados que les daban con el café y un vasito de agua. Pablo Hernández Poblet (sobrino de la abuela Milagros), casado con Isabel Zuazo tenía un barco con el que se acercaba a la orilla y nos montábamos para que nos diera un paseo. El piso de la casa de la calle Mayor al lado del nuestro, lo alquilaba su madre tía Isabel Poblet con su hija Juanita. Recuerdo a los hijos de tío Pablo que les enseñaban a nadar en la piscina de Miramar.

Sentado en las rocas
        Nosotros no eramos asiduos al golf de Zarauz, pero sí los Ligués y un montón de amigos de la familia que luego fueron clientes de mi padre y ahora sigue alguno conmigo: Luis Alvarez de las Asturias Bohórquez  (gordini) era uno de ellos y ha llegado a secretario de la federación española de golf. También por la zona del golf recuerdo muchos caserones señoriales de gente conocida. Los Ligués y los Zuazo entre ellos. 

Toda mi familia en la playa de Zarauz
         Todavía está en pie uno de esos caserones de los que daban a la playa. El que está al lado del túnel que sale a la playa en la calle de los Franciscanos. Es la casa de los Alberdi, también muy amigos de mis padres.

      La rutina de Zarauz era: las mañanas en la playa, a comer a casa, siesta y por la tarde salíamos con el jersey a la cintura y bien repeinados. Mi abuela Jote nos revisaba las manos y nos las hacia lavar todos los días.
Macarena Ana e Isabela en
Villa Mª Teresa

      Mi padre alquilaba una casa en la calle mayor, 1. La casa tenía una terraza inmensa que daba al frontón, donde veía los partidos de pelota a mano con mi abuelo materno. La pared del frontón era de una casa donde alquilaba tío José Fermín y tía Lola Gaitero que iban con su hija Inmaculada y sus sobrinas Clara y Pilar. Cuando tiraron la casa de la calle Mayor, alquilamos otras casas del pueblo.

       Pasábamos mas de tres meses al año en Zarauz. Íbamos en el Seat 600 de mi padre y en el de mi abuelo Pepe Álava. Salíamos a las 5 de la madrugada, comíamos en el desfiladero de Pancorbo viendo el monumento al pastor con el perro, el niño...; pasábamos por el puerto de Echegárate donde se me taponaban los oídos y tenía otitis de 4 ó 5 días. Era un día entero de viaje. Llegábamos hacia el 20 de junio y volvíamos a Madrid hacia el 8 ó 10 de septiembre. Vaya verano. Mi padre iba a Madrid los domingos y los jueves o viernes a Zarauz, salvo los días que se cogía en agosto.
Mi abuelo Pepe en el malecón
Frontón de Zarauz
      Cuando llegaba la fiesta vasca nos poníamos el traje de vascos con la pipa y el bastón y unas rosquillas en una cinta de junco en la otra mano.

       Mi padre iba a misa todos los días a la parroquia y a veces le acompañaba y algunas misas eran bilingües en castellano y vascuence. Estaba muy bien el oír a la vez el padrenuestro en vasco y en castellano. Tenían unas hojas en los bancos y podías rezar en vasco aunque no lo supieras.

          Visitas tradicionales de todos los años eran:
Parroquia Sta Mª la
Real de Zarauz
- La excursión a Bedua donde poníamos los reteles con restos de pescado y una piedra y los metíamos en la ría, nos íbamos a tomar unas tortillas de patatas caseras buenísimas en el caserío que había y luego recogíamos las redes llenas de cangrejos de mar, que al día siguiente cocinaba la abuela Milagros y los comíamos en la playa. Ahora han hecho un restaurante más lujoso pero sigue teniendo su encanto. Recuerdo una anécdota de cuando se le cayó a alguien el jersey a la ría y Fernando Castro se puso en calzoncillos de los de la época y se tiró a las aguas fangosas a rescatar el jersey.
Paco y Ana en el Parque de
atracciones de Monte Igueldo
También recuerdo que algunas tardes después de llover recogíamos caracoles en el jardín trasero de Villa Elvira, pero esos yo no los comía porque me daba algo de asco verlos vivos y en la cazuela soltando las babas.
- Íbamos a Orio a tomarnos unos besugos y una carne hechos en la brasa que estaban de miedo.
- No podía faltar todos los años la visita al parque de atracciones de Monte Igueldo en San Sebastián. Quien no se acuerda de esos niños vascos que nos llevaban en unos minicarritos tirados por unos ponies. Y esas barquitas que eran como una montaña rusa en el agua y daba la vuelta a todo el parque. Y el tren de la bruja que al final te daban con una escoba.
- Algún año íbamos al santuario de Ínigo de Loyola en Azpeitia. Cenábamos con mi padre en un restaurante enfrente en el primer piso, y de postre ese suflé con licor por encima que traían en llamas.

Tío Jose Fermín y Tía Lola
        Tampoco me olvido de los gigantes y cabezudos que a mí me daban algo de miedo ,porque los cabezudos te arreaban con globos de vejiga de vaca. Salían de la plaza del Ayuntamiento, en la parte trasera del mercado que daba a la plaza mayor y después de un recorrido pasando por delante de nuestra casa se recogían en el mercado. 





Alejandro, Pilar, Ricardo,Javier Aldecoa, Borja, Jorge,
Inmaculada, Joselu, Pablo y Clara.
     Algo más mayores empezamos a hacer una pandilla que formábamos: Jorge e Iñigo Castro, Clara y Pilar Abella Almagro, Inmaculada Abella Gaitero, Borja (mi hermano) y yo. En años posteriores se unieron María Castro y mi hermano Ricardo. También unos amigos Joselu y Javier Aldecoa. Por las tardes íbamos de excursión al Torreón de Vistaalegre o a un lugar donde había manzanos.En este último sitio teníamos un árbol al que nos subíamos y cada rama era de una pareja. Las parejas que recuerdo eran Jorge con Inmaculada, Borja con Clara, yo con Pilar. Yo era el mas pequeño al principio, tendría 10 u 11 años y mi primer amor a esa edad era Pilar Abella Almagro que tendría 13. Eramos unos enanos pero yo estaba pillado por ella. En la foto de la playa es la del bañador rojo, un bellezón, pero en la niñez los mejores amigos eran los primos porque los teníamos a cientos.
Clara, Inmaculada y Pilar

Recuerdo que en el campo hacíamos tortillas de patatas con patatas de bolsa, chocolatadas, una tarta de galletas mojada en leche recubiertas de chocolate. Llevábamos todos los aperos y la cocinábamos en el monte. Alguna vez nos colábamos a coger alguna manzana verde en zonas privadas y teníamos que salir corriendo porque aparecía el dueño. También recuerdo ver a unos gitanos en el campo que tenían unos carromatos donde vivían y dentro unos televisores y equipos de música impresionantes.
Torreón de Vistaalegre

      También íbamos al cine a ver pelis antiguas o sesiones dobles. Había tres cines. El cine Modelo que es Art decó, con la fachada curvada y ponían pelis de mayores, el Cine de la Estación y el de los Franciscanos que estaba en la esquina enfrente de la casa que alquilábamos en la calle mayor.

       Algunos días había baile en la plaza donde está el kiosko de la música y hacíamos un latigo dándonos la mano y molestando a las parejas que bailaban. 
Cine Modelo

         Había y todavía existe una tienda en la calle mayor de ropa que se llamaba"Roteta" y nosotros era ver el título y nos tronchábamos. Y siempre teníamos una frase que era "Si a Roteta le quitas el ro ¿que queda?..."  Cosas de niños.


Esquina de los Francicanos
          En 1975 cuando tenía 13 años y llegó la democracia las cosas empezaron a cambiar. Un verano hubo carreras con tiroteos en la playa.  Mi padre le operaron de la válvula mitral y le recomendaron aguas mas calientes.  Ya eramos muchos en Zarauz y se decidió vender Villa Elvira y Villa Mª Teresa para construir dos torres de apartamentos. Todo ello llevó a que mi padre decidiese dejar de ir a Zarauz y empezamos a veranear en Fuengirola.


           He vuelto un par de veces a Zarauz y muchas cosas han cambiado pero todavía hay muchas que siguen igual. El encanto es diferente pero si miras al mar el paisaje de la montaña de la izquierda y el ratón de Guetaria sigue siendo lo mismo. Esa carretera a Guetaria con los dos túneles en arco hechos en la piedra.


Túnel de la carretera de Guetaria
Kiosko de la música
        En fin, si alguna vez se organiza una Abellada en Zarauz seré el primero en apuntarme.