viernes, 2 de noviembre de 2012

HISTORIA DEL APELLIDO


HISTORIA DEL APELLIDO ABELLA


La historia es la ciencia que estudia el pasado de las sociedades humanas. La historia que voy a relatar es sobre el apellido de ABELLA. De cómo surgió en una ciudad italiana y de las personas o grupo humano que se traslado a Asturias y de donde parten todos los que hoy llevamos ese apellido.
Abella es una antiquísima e importante ciudad de Italia situada en la Campania al Nordeste de Nola citada por Virgilio por sus excelentes almendras. Es de origen etrusco, pasando después a poder de los griegos, de los oscos, de los samnitas y, finalmente, de los romanos. Vespasiano la convirtió en colonia militar. Sus ruinas, que existen aún, próximas a los manantiales de los que nace el torrente Clanio, a unos 3 kilómetros de la moderna Avella, atestiguan su pasada grandeza. En tiempo de Constantino el Grande estaba ya en decadencia. En el siglo X la saquearon y destruyeron los sarracenos. Es famosa en arqueología, por haber descubierto Remondini, entre sus ruinas (1755), una inscripción en lengua osca que, después de las tablas engubinas, es la más interesante que se conoce en aquel idioma. Dio nombre al fruto llamado en latín nuces abellinae o avellinae (avellanas). Cerca de esa antigua ciudad existe la moderna llamada Avella - Sperone también en la provincia y distrito de Avellino, a 30 kilómetros al Nordeste de Nápoles. En sus cercanías está la gruta de los sportiglioni (murciélagos) que se abre en la falda de un monte y destila un agua tan saturada de carbonato de cal que forma estalactitas de la dureza y transparencia del vidrio
Según los historiadores romanos Plinio y Calepino, entre otros, el noble linaje de Abella procede de esa localidad antigua, que fue edificada por los griegos y habitada por los troyanos.
En uno de aquellos monumentos se encontró una lápida con inscripción latina que decía: “Esta tierra de Abella fue patria de San Silverio, Papa, que por no haber querido restituir a su silla al obispo Antimo, hereje, fue desterrado por orden de la emperatriz Teodora y luego muerto. La Iglesia le puso en el número de sus mártires”.
Caballeros de este ilustre linaje pasaron a España y Francia con los nombres de Abella, Abellas, Abelló y Abello. Llegaron a España con los troyanos, procedentes de la guerra de Troya, fundando dos solares o torres fuertes en el concejo de Valdés (Asturias): una, en la villa de Luarca que conservó la denominación de Abella y otra, en el lugar de Orano, llamada después Torre de Brieves, que se denominó Abelló. Todo ello lo confirma la “Crónica de Asturias” de Plinio.
En Asturias, reinando Alfonso X, en 1280, les concedió este monarca el privilegio de volver a poblar la villa de Luarca, asignándoles la mayor parte del barrio de la Pescadería, como lo aseguran las Crónicas de los Reyes Ramiro II y III y de don Bermudo II, y otros muchos instrumentos de la Iglesia de Oviedo.
También en Asturias Gómez Arias Abella, Señor de la casa y solar de los Abella, figura empadronado, según consta en el Archivo del concejo de Valdés, como vecino de Luarca en 1412; su bisnieto, el capitán Pedro Abella, casó con Catalina Fernández Abelló, uniéndose así las ramas de este apellido (Abella y Abelló de Brieves) en un mayorazgo fundado en 1577 en cabeza de Juan Fernández Abella, hijo de los anteriores, de él descendieron don Juan Abella y Fuertes, natural de Oviedo, y su hijo don Pablo Abella Fuertes y Querejazu, natural de Los Reyes (Perú), caballeros de la Orden de Santiago en 1761 y 1817.
Se extendieron por Aragón, Cataluña y América. Los Abella de Aragón y Cataluña ayudaron al Rey Don Jaime I en la conquista de Valencia, logrando gran esplendor y cuantiosos bienes de fortuna.
Uno de este linaje, Pedro Abella, encontrándose sólo cerca de Valencia, fue atacado por tres moros, pero se defendió con tal denuedo y valentía, que mató a uno y puso a los otros dos en fuga. También se distinguió por su prudencia y serenidad en la conducción de víveres a la fortaleza de Morella por los ásperos montes del Forcal.
Un hijo suyo, llamado Jaime Abella, se hizo igualmente notable por el valor y arrojo que demostró en el sitio de Játiva.
También fue famosísimo soldado Ramón Abella, que se distinguió mucho en la toma dela ciudad de Palma de Mallorca.
Un hijo suyo llamado Bernardo Abella, natural de Gerona, se distinguió igualmente en las batallas contra los moros, con particularidad en las tomas de Valencia, Denia, Javea, Calpe y otras.
Juan Abella, del mismo linaje también, fue soldado famoso en aquellos tiempos.
Por los años 1300 y siguientes florecieron en Aragón y Cataluña los hermanos D. Bernardo, Fray Ferrer y D. Berenguel Abella. D. Berenguel fue nombrado Cardenal en 1309, con el nombre de Cardenal de Rodas, y habiendo venido a España por legado apostólico, se halló en Barcelona el referido año a tiempo de asistir con su hermano ray Ferrer Abella, Obispo electo de Barcelona, a la traslación del cuerpo de Santa Eulalia, que se verificó el 10 de Abril, con asistencia de Pedro IV y de la nobleza de su reino.
Don Bernardo Abella, el otro hermano de estos dos prelados, fue General de las armas del citado Rey D, Pedro IV de Aragón.
Durante el reinado de Don Enrique II decayó mucho la antigua grandeza y los bienes de los poseedores de este solar, ya que fueron confiscados todos sus bienes por haber seguido esta familia el partido del  hermano de aquel el legítimo Rey Don Pedro.
Uno de los linajes que se estableció en Aragón será el que retomare para seguir ya nuestros antepasados directos.
 Los Abella de América descienden de los de Asturias. Actualmente está muy extendido en América y hasta en Estados Unidos hay un escritor de novelas de terror muy famoso llamado Alex Abella, que parece proceder de emigrantes cubanos y reside en Miami.